HONDARRIBIA

  Había acabado la faena, no había sido nada aprovechada, como él solía decir, decidió recoger sus aparejos y  entretendría el tiempo dándole  una manita de pintura en algunas zonas de proa, este Patchicu estaba ya para poco, se resistía a no salir a  la mar con él . Con la pintura sobrante la llevaría a casa, Amaya le había dicho que quería pintar la puerta principal. La suya era verde y azul como las aguas que tantas veces le habían dado alegrías y algún que otro susto.





Visitar Hondarribia, fue auténtico placer. Un lugar de calles estrechas, que en los últimos años se ha dado a conocer por sus bares de pinchos y sus restaurantes, podemos  disfrutar de sus placeres culinarios en el barrio la Marina, con numerosas terrazas rodeadas de  casitas pequeñas de colores que guardan un encanto singular. 








Comenzamos nuestro viaje subiendo al monte Jaizkibel, el paisaje es precioso y podemos visitar el Santuario  de Guadalupe donde está la patrona de Hondarribia.El Santuario está rodeado de monte y en un entorno muy agradable, por si os animáis tiene unas mesas para merendar arriba.




Después fuimos bajando y dejamos el coche en las murallas, nos dimos un paseo hasta entrar por la Puerta  de Santa María, desde ese momento tuvimos la sensación de que habíamos retrocedido unos cuantos años, a la época en la que Hondarribia era plaza disputada por diferentes reinos, llegando incluso  a tener sus habitantes la obligación de hacer turno de vela y ronda.




Lo primero que hicimos, fue dar un paseo por sus calles, algunas de ellas con rincones que nos encantaron y tiendas con puertas de colores, como una ferretería en la que me quería llevar todo, la dueña nos dijo que llevaba cuatro generaciones y ella era la última. 







Detalle del armario con cajones de la ferretería.





Parada obligatoria para tomar un fresquito Txakoli (Chacoli) nos pedimos unos boquerones fritos recién pescados, nos chupamos los dedos literalmente. 





Seguimos nuestro paseo para bajar al Barrio de La Marina, lugar en donde han vivido durante siglos los pecadores. Allí nos encontraremos las casas de  colores, seguro que  alguna de ellas podría se la de Amaya.

Ya que estábamos en la Marina nos decidimos a sentarnos en una terraza para tomarnos algunos pinchos y raciones. 


Después de comer, paseo para ir  al parador lo podemos hacer andando o por un ascensor panorámico que tienen para subir a la zona amurallada. 

EL PARADOR
Terraza  interior del Parador 

El parador se encuentra el antiguo palacio de Carlos V, entramos a tomar un café tiene una cafetería pequeña pero merece la pena solo por ver sus muros son los más anchos que habíamos visto. Esta fortificación albergó huéspedes tan ilustres como la infanta María Teresa Hija de Felipe IV a la espera de sus esponsales con el futuro rey de Francia, matrimonio que daría fin a numerosos  conflictos entre ambos países.





Si tenéis ocasión visitar este rincón  del País Vasco que a la familia Stm le ha robado el corazón. 

 Desde allí nos encaminamos a San Juan de Luz, disfrutamos de la playa, paseo y fotos incluyendo piruetas. 


GRACIAS POR VENIR

Stm



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